martes, 16 de diciembre de 2014

V- No es que pese tu recuerdo.

He escrito en la memoria de mi cuerpo
las veces que conté tu historia,
enumerando las caricias que me prestaste
para entender que sin ti,
mis ojos al fin logran diferenciar
las lágrimas de las tormentas,
que cuesta abajo lo único que me sostiene
es esta furia enamorada
de las horas y los días lejos de ti
y de tu veneno;
logré desintoxicarme,
que por cada cicatriz
un hombre y por cada hombre 
un beso falso que las cure.

Que después de ti,
el café de las once de la mañana 
sabe a una tarde que vendrá sin el peso
de tus pies que me arrastraban a la rutina
de sabernos un reloj detenido en lo absurdo
de amarnos atando estrategias para destruirnos o 
inventando miradas para coquetearle al destino una mentira que 
nos mantuviera besándonos las heridas que nos habíamos provocado.

He visto caer tu cuerpo sobre el mío
en mis noches sin sueño,
las noches donde encuentro 
cientos de razones por las cuales 
sigues extrañándome,
y también las enumero una a una 
para darles despedida 
dentro de los lugares que aún recuerdo;
las ciudades que visitamos juntos
los cafés, los museos, las playas, 
los callejones donde nos ocultábamos
hasta de nosotros mismos para según 
el guión que teníamos escrito,
amarnos con un secreto en voz alta.
 





miércoles, 10 de diciembre de 2014

IV- No es el invierno, eres tú.

Este invierno no lleva
cartas de amor escritas por nadie,
se ha vuelto una canción triste
repetida una vez y otra y otra
en la memoria antigua de mi alma.
Este invierno por hoy desconoce
cuerpos con besos y caricias inútiles
y me abraza pero no me protege
y me habla sobre el verano,
pero no me da esperanzas.

Mi invierno, comienza donde nacen tus manos
y se mira interminable porque ha quedado un espacio
ajeno a todo lo que fui cuando me sostenías con tus dedos.

A este invierno le echo de menos
tus excusas para no abrazarme,
tus intentos por desaparecerme
entre los vientos fríos de mi locura,
tu inquietud por saber la fecha exacta
de mi muerte;
en este invierno nadie
me ha deseado la muerte.

Este invierno no carga calendario
pero si nostalgias como las de mis ojos,
y me aprieta el corazón para alejarme de mis amantes
mientras miro a un enamorado que abraza los minutos
para besar a quien ama con el calor de quien ha sabido
aprovechar los veranos de su infancia.

Ah, pero el invierno me consuela con poesía
y me deja las manos llenas de tanto
que me acaricio a solas para conseguir 
el calor de la victoria.
Lo estoy logrando,
voy a amar hasta derretir
los laberintos helados que dejaste
y saldré de ellos para amar
hasta el invierno que viene,
para reafirmar 
que soy el fénix,
lo estoy logrando, 
siempre he sido un fénix.






    

martes, 9 de diciembre de 2014

III- No existen razones.

Llegaste a mi corazón entrando por la espalda
desde ahí supe que eras una traición,
solo me mirabas a los ojos para pedirme perdón
y yo ya era un recuerdo que nunca se menciona
para no generar melancolía.
_________________________ 
Fui tu mayor tristeza
cuando te obligaste a llorar en otros ojos,
y mirarme tenía el pasado de todos los hombres
que habías amado.
No pude decirte que de pronto
te volviste un golpe en el pecho
y que también una espada de flores marchitas
y una bala a quemarropa llena de penas y lamentos.
_________________________

Supongamos que te amé más 
porque al maldecirme lo único que obtenías
era que me rompiera el pecho y me arrancara
el corazón para entregártelo,
obligándote a que lo protegieras 
como nunca lo hiciste.
Que me até a ti con los hilos de mi sangre 
para que no escaparas de mi monstruos.
____________________________

Nunca te necesité para tener saudade,
amarte era una excusa para mi locura,
amar a otros mientras te amaba a ti
era saber como acumular en mi alma 
orgasmos y las tristezas.
______________________________

jueves, 4 de diciembre de 2014

II- No jugamos con fuego.

¿Dime cómo es mirar a diario las cenizas que dejé en tu casa 
cuando apagaste el incendio de mis ganas de amarte tanto? 
se ha quedado esa parte de mi 
porque ni un año ni cien mil 
podrán borrar tal devastación.

y es que tu casa era tu cuerpo,
donde yo habitaba porque la soledad 
me enfriaba las ciudades y las calles 
por donde anduve así que preferí 
hacer nido para no huir 
y todo lo demás se construyó 
en promesas que aplastábamos 
y armábamos porque me imitaste,
tampoco querías estar solo ni huir.

De pronto el verano acabo con nosotros
convirtiéndose en un invierno irrevocable
mientras arreglábamos el mundo para estar juntos,
algo que ninguno de los dos deseaba,
negábamos a escondidas besos acostumbrados al dolor
y miradas extraviadas en otros ojos que fueran futuro.

Tuvimos la desazón a manos llenas
y nosotros la llamábamos amor
cuando desnudos en la cama 
nos atravesábamos la carne,
tú apresurado por estar dentro de mi 
y yo angustiado por que dentro de mi
solo había razones para abandonarte.

Fuimos haciendo el amor
que nunca hicimos,
que nunca fuiste
para mi,
jugué con tu cuerpo al olvido
porque besarlo era pedirte perdón 
por no haber respetado tus sueños
o tu afán por protegerme de mi mismo.
La salvación no era contigo.

   

 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

I - No pudimos ser canción.

Llevo en los hombros el peso de las veces
que tu tristeza se cargaba con la mía
porque cada vez que pronunciabas un te amo
yo tenía que comprobarlo bailando el amor en otras camas,
besando otros labios para agotar los recursos en los que no
existieran tú ni tu futuro
y eso, es solo culpa mía.

Pesa más no haberte declarado que yo era la guerra,
que la paz únicamente se resuelve, como hasta ahora,
en lo que incluya la poesía que nunca fuiste;
debí haberte confesado que nunca te amé,
que mirabas oasis en el desierto de mi piel
porque yo los provocaba con mentiras 
y que los convertiste en una obsesión
mientras yo inventaba razones para escribirle al viento
que te alejara de mi y de este monstruo egoísta.

Te hice pájaro y te cuidé 
entre mis manos con la valentía 
de quien intenta salvar lo que siempre
ha sido una derrota y cuando creciste
te abracé para que entendieras que volar
significa creer que el amor está en el cielo, 
al que una vez lo hiciste canción para regalármelo,
a mi, que he vivido siempre con un azul prestado en los ojos
construyendo días para abandonar y noches para quedarme
con alguien más que no fueras tú.

La tristeza me permite hacer poesía,
así que debes de saber
que mis lágrimas también te perdonan 
por haberte quedado 
en este cúmulo 
de melancolías 
y que yo,
ya me perdoné por haber
pensado que el amor 
es una montaña que
se escala con los puños cerrados.
   


jueves, 20 de noviembre de 2014

Y lo conseguí.

Yo a ti te deshice,
amor de 300 días,
a ti,
te armé de arena
y te soplé en un día de viento
pensando en otro intento por no ser nada tuyo,
construyéndome otro sueño para no incluirte 
y amarte, entonces me recordó
a cuando dejé de amarme.

A ti,
amor de catástrofe,
te ahogué en el río que había en las palmas de mis manos
y en cada temblor de mis dedos deseaba tu derrumbe
como si fuera el mío
y lo conseguí, 
y me dolió, 
acercándose al pasado  
de cuando dejaste caer tu rencor sobre el mío.

He lanzando avisos a los pájaros 
que habitan en mi pelo,
a las fieras que agonizan en mi pecho,
de que huyan porque no hay nada más letal
que sumarlas una vez más a esta pena tan larga,
a esta guerra tan devastadora; 
pues peleamos con lo más triste,
el recuerdo de que un día nos amamos tanto
                       que tanto nunca fue suficiente.

A ti 
amor enfermo,
te deseo la salvación
sin que te enteres de la mía
y a ti,
un cielo que no sea el mismo que miro 
en las noches que me rompo los ojos 
a lágrimas
para evitar la desgracia de curarnos,
remediando con mentiras 
dos corazones que se hicieron pedazos
desde el primer día.





miércoles, 12 de noviembre de 2014

A tu refugio.

Ya escogí tu pecho para quedarme
exigiéndole al cielo un trozo de luz
para que ilumine nuestros huecos
cuando la oscuridad me distraiga
para besarlos,
porque no quiero que falte ningún sitio
de tu cuerpo donde pueda declararme 
ave, bosque, océano, llamarada.
Y tú quien ya eres tanto,
solo basta que me empujes con suspiros 
hacia tu boca, esa única  verdad 
que tienen los que han vivido besando
a la luna o lamiendo estrellas en descenso.

Quedarme significa también perderme 
y como es en ti,
vale tanto la pena como solo encontrarme 
si es enredado en tu pelo o jugando entre 
tus muslos esperando la llegada de tu venida
y la esperanza de  volver a empezar, una vez,
otra vez y otra vez,
lo suficiente para no cuestionarle nada
a lo que somos mientras se nos resbala 
el placer del alma.

Soy de ti desde el rocé de tu historia con mis penas
hasta cuando las alivias con la yema de tus dedos,
repitiendo gestos de victoria porque sabes
que prefiero ser por ti la bitácora de todas
de tus caricias y la multiplicación de razones
para que tu pecho sea mi casa.




miércoles, 22 de octubre de 2014

Escalera I

Y admito
que desde que
nos hicimos 
el amor
mi piel y hasta
mi ropa llevan
tu nombre,
sumándose
a este dolor 
que me cabe
en la razón
de no ser de ti
ni tu de mi,
porque 
desarmamos 
al amor
en el pasado
que nos hirió
de muerte
y jamás
pudimos
recuperarnos.

abrimos las puertas
del futuro
con dos besos
uno, por las bocas
que besaste
dos, por los ojos
que no besé,
los demás
fueron
solo 
excusas
para 
repensar
la noche.
No,
ni yo 
de ti
ni tú 
de mi.





martes, 14 de octubre de 2014

Aquí me quedo.

Y es que anoche me abriste el alma
con tu espada y la llenaste de flores,
que al abrazarte propicié otro jardín
donde querernos nos vale el mayor triunfo.

Resuelves todos mis silencios
con el canto de tus ojos destapando 
en los míos este bello optimismo que
me obliga a sujetarme a tu espalda hasta
que llegue el invierno,
guardándome los versos que hace tu piel
unida a la mía,
provocándole a la noche un incendio que
que crece con tu -Aquí me quedo-.

Resbalas por mi torso como si un río de amor 
te arrastrara hacia la salvación,
jugando con mis suspiros y mis monosílabos,
con todo lo que tengo que se suma al ímpetu
de tus manos por descifrar la caricia que sigue,
la posición exacta de tus circunstancias y las mías
y todas la veces que nos hemos pedido no acabar.

todas la veces en que despidiéndonos del tiempo
lo único que nos sobra es esta complicidad armada
de orgasmos convertidos en sonrisas y de alguna 
lágrima que llora por el temor a extraviarnos,
pero una vez más -Que bello es este optimismo-.
que bien se siente declararle al mundo que nosotros 
ya le declaramos la paz a todo lo que existe para 
que entonces cuando hagamos el amor,
se lo hagamos también al mundo.


miércoles, 8 de octubre de 2014

Ya no llueve.

Quería quedarme con toda la humedad de tu cuerpo
para cuando me vinieran las ganas de llorar
mis lágrimas fueran también de ti
resbalando por mis mejillas 
una tragedia convertida en besos,
anunciando con mi tristeza
que mi nostalgia
te necesitaba
como yo 
te necesitaba,
que me era necesario saberte inundándome las caricias,
mojando mis cicatrices para poder ser yo alguien que amo
y entonces salvarme
-Aunque esto no sea más que otra mentira-.

Cuando te fuiste sin excusas para volver
recordé la lluvia de tu frente
que una vez cayó sobre la mía,
intentando crear un manantial
para sumergirme tan dentro
como la tarde en que tú
te sumergiste
tan dentro de mi,
trazando en los puntos de luz una razón para respirar
y no morir ahogado en los restos de tus equivocaciones
o las mías, que nos empujaron a perdernos entre las aguas
de dos ríos que nunca pudieron llevar el mismo caudal.

No importa cuantas tormentas se atraviesen a la par
de cuando te llame ``mi amor´´, sabré defenderme
hasta que la frase termine volviéndose el eco de
un relámpago o de un recuerdo,
volveré remando a mis brazos
sabiendo que por fin era yo
quien me amaba;
mi casa sigo siendo yo,
porque mi balsa sigo
siendo yo,
porque sé
que quien
sobrevive
soy
yo.






sábado, 4 de octubre de 2014

Ya para entones habré ganado la guerra

Ya para entonces habré ganado la guerra.
-Aquí, donde he sabido abandonar a la muerte-.

Para entonces saber 
que soy yo quien he peleado
conmigo mismo encontrando 
trincheras impenetrables,
rencores que no son míos, 
amaneceres donde no están
ni tú ni los besos como juramento de un ``para siempre´´,
que habrán de conseguirme una victoria
donde las flores apunten hacia el norte 
enumerando las balas que desperdicié
contra mi y contra todo lo que amo que eres tú
-Y tú, eres yo de alguna manera-.

Habré limpiado la sangre inocente que incluye la mía 
y reconstruiré el futuro tejiendo un sol para tibiar lo dolido;
la angustia de no tenerme,
las ansias de estar a tu lado abrazándote
para no tener que dejar el campo de batalla;
y comprender que quedarme 
es igual a huir
porque donde
vaya estás tú
y tú no llevas
armas.

Estaré perdonando silencios
para que nuestras bocas
recuperen la voz que antes eran
de flecha y lumbre 
que nos lastimaban 
sin la intención de acabar con todo,
y nosotros arqueros de venganza acabábamos
con la capacidad de abarcar lo que siempre 
habíamos sido,
el amor hecho montaña,
la pasión escrita en tu pecho,
la ternura trabada entre mis piernas,
mi cuerpo encima del tuyo escribiendo
una mentira por orgasmo 
o un orgasmo 
por mentira.

Así, describiendo hechos, 
alimentando excusas,
contando historias en las
 que tu triunfo también
signifique el mio,
-Aunque yo tenga 
que limpiar mis 
heridas con tu 
saliva que ya no me pertenece-.
Iré recolectando una a una tus ausencias,
pisando muertos que no amamos y
apilando mis desgracias hermosas
junto a cualquier lamento que se incluya 
en este descenso,
el abismo
incierto
que nos
representa,
donde yo 
a diferencia de ti
aún me siento
capaz 
de 
dispararle
al olvido.









jueves, 25 de septiembre de 2014

Y yo sigo pensando que tienes las razones más bonitas del mundo

Vamos cariño, a seducirnos la espera,
a nosotros el tiempo nos sienta bien 
porque tu espalda lleva siglos esperando
a que la bese con mi historia 
y mis manos se han multiplicado 
para ajustar todo tu cuerpo a mi cuerpo.

me quedó con tu sudor en mi boca 
para guardarte,
para no desconocer tu esfuerzo 
por hacer que el mundo girara
al rededor de tu sol brillando en mi torso,

y mira si es hermoso darle entendimiento
al deseo, yo desde hace años me había 
convertido en tu mapa y no te fue difícil 
dar con el cofre donde estaban mis ganas 
de brotar en flor, en agua, en bosque,
en un atardecer de septiembre 
y que maravilloso es entenderlo.

Te miro, y me doy cuenta
que a tus ojos les hacía falta
mi sonrisa porque sin preguntarte nada 
me haz dicho que mi placer 
al fin tiene justicia,
que eres tú el responsable de ello
y yo el valiente por sostener la tarde 
y dilatar el tiempo para que más me beses
y para que más sonría y para que al abrir 
mi boca aprisione con poesía la tuya.

Continuas acariciándome como si estuvieras
dando una lección a cerca de como se encienden 
las luces del lugar que habito para que nunca se apaguen  
y pueda complacerme cuando tú no estés.

No me aseguro de nada,
pues tú llevas la verdad en tus hombros
y yo me sostengo a ellos para que mi verdad 
se parezca a la tuya sabiendo que eso sólo concluirá 
en otra manera de penetrarnos el amor.

Y yo sigo pensando
que tienes las razones 
más bonitas del mundo,
que tu silencio era para 
escuchar mis latidos y 
para saborear mis venas
y aseguro que esperabas 
que mi voz te prestara un te quiero
y en su lugar te di un -quédate adentro-, 
conteniendo mis ganas de llorar porque 
me sentía incapaz  de apretar tanta belleza.




miércoles, 24 de septiembre de 2014

Y yo, amor.

lo cierto es que mi abrazo no pudo detenerte,
mi error fue abrir la puerta y salir huyendo
del desastre en lugar de cubrirte
y la gente me ha dicho que yo era tan fuerte que era capaz de salvarte;
lo cierto es que ni siquiera pude salvarme a mi
era yo mi propio derrumbe y tú una esquina 
sostenida a una costumbre de quedarte inerte  
siendo espectador de los besos que te daba 
aunque tú ya no los reclamaras.

Lo cierto es que a mi me gustaba besarte la mejilla
morderte la barba,
jugar con tus cejas para que gesticularas un enfado
o una mueca bondadosa, 
resbalar por tu cuello hasta tu pecho haciéndome 
pequeño para que atravesaras esa pasión ajena 
y pudieras consolarme acariciándome el pelo,
para ver si de esa manera te pudieras aferrar a mi
como yo lo hacia de ti y de nuestra historia,
lo cierto es que yo me colgué de todo lo que eras tú
y me fue imposible soltarte hasta que me pediste
que volará, que ya no sufriera, que ya no te amara,
lo cierto es que ya no me amabas.

Eso fue el punto fijo en el suelo que no pude dejar de mirar
entre los escombros; supongo que eso era mi corazón
y los ojos se me encharcaban de lágrimas
y mi respiración en un tornado de suspiros tristes
 y junto al temblor de mis manos
sólo provocaba tu miedo a otra catástrofe 
y es que no era el fin del mundo
sólo era el fin del mío,
el inicio de un terremoto emocional
donde pedirte un futuro ya no bastaba.

Lo cierto es que la soga se rompe cuando más de dos
intentan ahorcarse en la muerte del amor,
para entonces ya no había lugar para mi
no había lugar entre mi fantasma y tu silencio 
y  yo, amor, hubiese querido morir contigo.















lunes, 22 de septiembre de 2014

¿Si viene el otoño?

Yo sin saberlo me han dicho 
que viene el otoño 
y la noticia me lleva las manos al rostro 
para que nadie me vea llorar,
para no ofrecerte mis lágrimas 
sólo porque dejé de reconocerme 
entre las hojas que caerán  
de la misma manera 
en la que lo haré yo,
como hasta ahora.

Yo, quien por cerrarme la sonrisa 
me encajé tristezas en los ojos,
alimenté mis labios de desierto
enclaustré mi cuerpo 
en una respuesta
y esa respuesta duele más
que no enterarme
de que viene el otoño,
porque con él no vienes tú.

Y a mi el otoño me causaba
un desorden amoroso
gustaba de bailar entre 
las hojas y ver a los árboles
hacer metáforas para resucitar,
invitar a los pájaros a habitar,
parir lunas para los ausentes,
abrir la ventana de la noche 
para suspirar pasados.

Pero ahora ni esta estación 
ni ninguna,
declaran treguas y lo único
que tengo son estas armas
junto a una carta 
que te escribí
donde te explico 
que no hubo crimen,
que amarte sublima 
las cuatros estaciones
como cuando nos hacíamos el amor
del invierno a la primavera sin detenernos
y sin excusas porque tu cuerpo y el mío
propiciaban climas,
desnudaban astros,
construían soles,
descubrían heridas,
inventaban playas.
Y nosotros desnudos eramos verano.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Pero hoy el valor.

Hoy no puedo,
a mi valentía le faltan canciones 
para dormir atrapado en estas cuatro paredes
donde tú no eres la musa
ni la luz que se asoma por la ventana,
ese signo de que todo marcha bien, 
-aunque no lo parezca.

Mientras tanto he mirado monstruos, 
estatuas de arena que se rompen,
espejos que reflejan antagonismos,
velas que se derriten con mi furia, 
una cama hecha una combustión 
de olvido.

Y yo, 
amor que sigues siendo mío,
el valor era poder mirarte a los ojos
sin que hubiera interrupciones de sal
ni secretos a voces entre nuestras luchas,
ni argumentos sobre quien tenia los ojos
más bonitos,
porque al caer la tarde los dos nos besábamos
los ojos descubriendo la fuerza que nos pedía
penetrarnos las circunstancias
el uno del otro.

Por hoy el valor 
tiene que ser este silencio
y me lo guardo entre los celos
y el insomnio
haciendo que el humo 
del cigarrillo y las cenizas
formen un símbolo
para ya no extrañarte.







jueves, 18 de septiembre de 2014

Tus caricias como poesía.

Mi única armadura es mi piel desnuda
y la haz besado para irme despojando
del escudo que lleva por titulo tristeza,
acariciándome también las armas 
para que pudiera soltarlas hasta quedar indefenso,
-hablo del pasado-. 

De cuando las yemas de tus dedos
eran diez poemas y no había demora
al momento en que llegabas
a mi entrepierna 
para declamar caricias incendiarias 
ni cronómetro para impedirte
que te detuvieras,
Me cerrabas la boca con tu lengua
y  tu frente humedecida me explicaba
que mi placer también llevaba tus versos 
pues yo no era el único que sabía hacer poesía.

Y aún guardo tus susurros mientras tus manos  
tejían apresuradas las ansias para que me corriera
junto al ritmo de tu respiración que hacían música
con mis avisos
para que tú también te corrieras y dejáramos la
habitación inundada de orgasmos y sonrisas agotadas
por mirarnos tanto a los ojos,
sabiendo que encajábamos en el juego de siglos
donde me lamías las heridas

Puedo ir más allá,
pero el pasado se convierte
en una manta y ya no puedo cobijarte más
porque no llevas ahora ningún frío contigo,
por lo tanto yo, en una añoranza por resumir
tanta hiel,
me cubro los huesos con ella para conseguir 
no tener frío sino para cubrir los pocos restos 
que quedaron de mi.

Si ni el antes ni el ahora me hacen calma
me he prometido hacerle rodar lágrimas 
al espejo,
mojar el café con el llanto matutino,
matar cualquiera de mis intenciones, 
hablarle a la ventana sobre tu regreso, 
-Aunque con ello siga refiriéndome al pasado. 
Y vivirte de lejos mientras vuelvo a cargar 
esta armadura que pesa mas que tu olvido. 












martes, 16 de septiembre de 2014

Nunca ninguna explicación mejor dada.

Conseguí escribir
lo mucho que me amas
aunque con ello,
mi mano
se vuelva
pájaro
para que al volar más allá
del papel y mi mesura
se vuelva razón para no odiarte
porque nunca aprendí a odiar
a nadie,
ni siquiera
a mi mismo.

La vida me ha entregado
flores para mi consuelo.

Con la tinta apareció
mi sombra
y entendí que también
ella soy yo,
que tus palabras no lograron
dispararnos en el blanco
y que las heridas de bala
me hicieron regresar aquí,
en donde ni mi sombra ni yo
tenemos que perseguirte para
que nos dispares
a quemarropa.

Nos negamos a morir
y entre tanta redención
pude reconocer a mi madre
cobijando mi dolor,
a mi padre sujetándome
mientras explicaba
la teoría sobre saber perder,
aunque no haya perdido contigo
si no conmigo mismo al cambiar
mariposas por lombrices,
al dejar de bailar para caminar
despacio y en círculos a lado tuyo,
al aferrarme a tu pecho para
irnos en caída libre a ningún futuro.

Pero es que a mi me convencían
tus abrazos,
a ti te convenían los míos,
a los dos las ganas de hacer el amor
y romper con todos los silencios para
después decretar que eramos lo que
nadie más era,
que mi carne se abría para la tuya
al igual que mis sueños para los tuyos.
Nunca ninguna explicación mejor dada.

Escribí la palabra amor dos veces
una por ti y otra por la incongruencia,
por creer que en realidad
sobreviví,
que la vida tiene nuestro mismo
cielo y que mirarlo
tiene un recordatorio
de astros y senderos
para nuestra cama
donde no hay alarma
ni un segundero
que nos obligue
a dejar de
habitarnos.

Nada,
el único recordatorio
es que no lo hay,
se agotaron los espacios
donde fechabas el día
de las flores,
la noche de quitarme
la ropa interior con la boca,
la madrugada de decirme
-No me dejes-,
la tarde de café
y los besos
fervientes.

Por una vez, al ritmo de mi mano
en el papel -Y lo juro-,
tu nombre se escribe al azar,
casi como lanzar una moneda al aire
donde siempre termino perdiendo,
pero joder,
tan bonito es tu nombre
que hasta se siente bonito perder.








domingo, 14 de septiembre de 2014

Hoy y el cielo.

Hoy 
que el cielo impera una tristeza infinita
que apila nubes y fantasmas invocando
aciertos y realidades,
se me viene encima el llanto que guardé
los meses en los que tu abandono apenas
cabía en los surcos de mis ojeras las que ahora
se han vuelto charcos para ver si logran ahogarte.

Hoy
que camino entre los ríos de la calle 
miro lo que el agua va arrastrando y en
los restos también va el quinto día en que
pactaste no perderme, 
el día en el que te hiciste fuerte para que
yo pudiera entonces sostenerme ante el dolor 
de perderte  -Porque desde el primer día lo supe-.
Pero ignoré la tormenta porque preferí el incendio
y ambos eran tú.

Hoy 
que no busco intentos para regresar a casa
por no llamar a la puerta que suena igual
que tus latidos,
prefiero marcharme cargando esta desazón
con tu nombre que pesa más que las razones 
para salvarme a mi mismo de todo y todo incluye 
también a esta lluvia que cuando toca mi piel duele
lo mismo que la memoria de tus manos por no tocarme.

Hoy 
que mi pasos le dictan letras a mis rumbos
al fin me atrevo a admitir que no estar contigo 
se parece a esta bruma y esta humedad que se 
multiplican junto con mis penas,
que extrañarte es lo mismo que observar la lluvia caer 
porque así fue tu desplome cuando preferiste irte 
y mi desplome cuando preferí quedarme,
con la diferencia que tú ya llevabas un par de alas 
y también tengo que admitir  que esas alas eran las mías.









viernes, 12 de septiembre de 2014

También hay caos.

Fue justo cuando una lágrima aplastó
mi futuro y ti la misma te dio impulso
para navegar en el llanto que se me venía
hecho un río furioso de circunstancias entristecidas.

*

Ambos pudimos habernos salvado
tú de quererme y yo de abandonarte
o quizá al revés,
al final íbamos a obtener la misma respuesta
porque después de la guerra cualquier palabra
de aliento no resulta suficiente y nosotros
ya habíamos destruido el campo de batalla.

*

Y me ha dado por arrancarle lágrimas al techo
y por coleccionar miedos y fragilidades donde 
únicamente yo como protagonista pueda sumarle 
más llanto a este encierro marítimo.

*  

A tu existencia le debo la factura
de todos los dolores que me prestaste,
a la mía le debo no haber recorrido la ciudad
contigo de la mano porque te aterraba la verdad
y a mi me aterraban tus excusas.

*

Hoy es cuando mis manos insisten 
en que por mi parte nada esta resuelto
y que para acariciarme tengo que dejar
de acariciar a tu recuerdo.






martes, 9 de septiembre de 2014

Y así es como vamos apretando lo nuestro.

La única distancia que tenemos tú y yo
es la que ocurre entre la curva 
de mi espalda  y tu torso,
ese hueco divino que se queda
mientras nosotros
arrojamos caricias marítimas 
a la cama para conseguir nuevas, 
para gritarnos una ves tras otra 
que nada estuvo perdido, 
que encontrarnos es el ciclo de nuestro 
placer que navega y nos lleva a tocar tierra,
y a eso nosotros lo llamamos conquista. 

Que tenerme es sólo recordar que mi libertad
depende del brillo silencioso de tus ojos y
que tenerte a ti es el milagro más antiguo,
que por parte de los dos no existe ningún
signo de interrogación,
porque construyes mi carne con tus manos 
edificando tu creación más perfecta
donde por dentro estoy inmensamente 
lleno de ti y no podemos poner en duda 
algo tan hermoso.

Desamarras mis manos y las guías a tu rostro
para que al mirarte con ellas descifre
una nueva sonrisa que previamente  
provoqué por besarte los hombros 
o por sumar tus cicatrices con las mías
hasta hacer una ecuación que sólo nos
conduce a seguirnos haciendo el amor.

Con mi lengua resulta tan fácil aclararle
a tu pecho que al final de la noche soy 
algo que ya llevas dentro que me da miedo 
que bajes a mi pelvis porque sé que voy a
acabar y tú conmigo, aunque el tiempo nos
haga un hogar para constituir otro hemisferio
de besos, otra razón donde no tengamos que 
especular quien dibujo más orgasmos entre
un par de sábanas y los cien -Te quiero-.

Y así es como vamos apretando lo nuestro 
como quien atrapa flores cerrando el puño
para quedarse con el aroma y el color 
sólo que nosotros lo hacemos con tal fuerza
que el color de mi piel hace un púrpura 
que combina al tono perfecto de la tuya
y mi aroma ya es tu aroma en el instante 
que susurras a mi boca que tienes todo
para construirme a diario un universo 
donde todo sea para siempre.





sábado, 6 de septiembre de 2014

Imagínalo.

En si, imagino que el mundo ya ha sido
creado porque tus ojos lo construyeron
una mañana,
esa en la que abriste los ojos para darte
cuenta que mis brazos son únicamente
para tu abrazo, que la razón de estar lejos
sólo significa que en verdad ya estamos 
uno encima del otro,
vencedores, desnudos, completos, de lluvia,
de asfalto y de todo lo que es frágil aunque
darnos la mano en realidad sea para darnos 
cuenta que juntos somos totalmente
invencibles.

Imagino también tu mano y la otra, apretando
mi cintura como si con ello quisieras decirme 
que tu vida conmigo tiene derecho a ser feliz
como lo tiene la mía,
y para serte honesto no hay nada más bello que 
saberlo y saberte y saborear las horas conjugadas
por nuestros juegos,
por nuestras palabras escritas y por los intentos
de querer encontrarnos en alguna taquilla o en 
alguna esquina donde podamos aclarar que 
nuestro amor también es arte,
como lo son los sueños donde nos hemos dado
tanto de lo que buscamos. 

Con sólo pensarlo a mi piel le brotan brillos de
este cielo nocturno y se enciende con la furia 
de mi deseo, aquí, donde todo por pensarte se
vuelve una hoguera -Y no quiero quemarme solo-
te quiero a ti adentro del fuego, yo me encargaré
de cuidarte cuando estés dentro de mi,
cuando los espejos se pongan a llorar por ver  
la poesía tan desmedida, los besos tan certeros,
tu brazo salvándome de mis catástrofes mientras
mi espalda te salva de cualquier rutina y entonces
estaremos imaginando y eso será estar a mano,
casi como lo hemos estado ahora pero con un 
punto de partida, como el inicio de un libreto.

Por el bien de los dos, estaremos guiando -Lo sé-
una caricia tras otra, tejiendo lo que somos para
seguir creyendo, para nunca dejar de reconocernos
y para pisar el mismo sendero.
Imagínalo.

viernes, 5 de septiembre de 2014

A sabiendas

Si supieras lo que es la
tristeza,
casi como volver a este
pasado,
pero con menos lágrimas
aunque eso si, con más
melancolía. 

Y es que mirar atrás causa
estragos, 
frunce ceños, dibuja canas,
arruga añoranzas,
desvanece sonrisas,
encaja fríos inevitables y
desentierra muertos.

Si supieras lo que es el
tiempo, 
quizá entenderías 
-O no-,
que mi espalda urge de
tu pecho,
que mis labios precisan
tus dedos,
que no hay nada dentro 
de mi cama y de mi
y eso incluye a tu alma y
a tu carne,
y que
no estas
en mi reloj
y que 
ninguno
de los
dos
somos
culpables.

viernes, 29 de agosto de 2014

Algo que ahora no soporto.

Porque descubrir una lágrima sobre
el desierto no fue suficiente.

Así estuve yo, como ejemplo
puedo decirte que no sé como 
perdí la rutina en la que tus besos
eran un aliento de llanura para 
convertirse en un pueblo en ruinas, 

ni de como tu invierno ya no era
para cobijarme si no para quemar
los jardines por los que caminaba
sembrando días y horarios para
la conveniencia de tus secretos,

para protegerte de la gente que
te apretaba las heridas y de la 
contaminación sentimental a la 
que tanto detestabas, a palabras
desenvueltas por tragedias o
amores sin ecuación.

Porque un día me dijiste que  
sólo yo lograba expresar amor 
sin la necesidad de estar despierto
y tú mismo escribiste en mi espalda 
que cuando yo abría los ojos lograbas 
desenterrar mi valentía para alimentar
mi cuerpo cuando me abandonaba 
entre pájaros que hacían recuerdo.

Y así nos llenábamos los huecos para no
tener que hablar entre sueños diurnos  
para que no hicieras de tus palabras una 
espada y yo de mi mano un escudo o un 
beso con el que te cerrara la boca.

Todo es tan claro que puedo decirte 
que yo también mentí, pues las horas
compartidas para mi eran días y semanas
y a veces, casi siempre, me dolían porque 
quería que te marcharas para poder hacer
un delirio de tu aroma y de tu ausencia.

-Algo que ahora no soporto-.

y es que
nosotros
por un 
ejemplo
o por otro 
no supimos 
llegar al 
verano,
dejamos de seguir 
rutas 
para tú quedarte
en otra estación 
y yo
para no renunciar 
al frío.

lunes, 25 de agosto de 2014

Certezas.

He visto mi propio llanto 
en el espejo de mi alma
y no lo entiendo,
parece incesante 
como un río furioso
sin comienzo ni fin.

He sentido a mis manos
convirtiéndose en agua
creando maremotos 
cuando intento escribir 
tu nombre.

He visto al cielo caerse 
a  pedazos muriendo
de tristeza
porque ya no lo miro 
porque ya no distingo 
lo bello de lo inevitable.

-Pero mi boca es quien 
tiene la última palabra-.

Porque puedo pronunciar
que mi vida ya no tiene 
la armadura que me vestía
de golpes y maltratos 
y desnudo camino entre
certezas y realidades.

He huido y en el camino
encontré la vuelta a casa 
un retorno cubierto de 
flores que también son 
esperanza.

He vivido sabiendo
que hay un puñado
de pájaros en mi
pecho,
que puedo volar con 
ellos,
que puedo cantar con 
ellos.



.

viernes, 8 de agosto de 2014

Que no sepas que abres las puertas de mi alma con tu recuerdo

Porque veintinueve veces me repetiste
que sólo tú eras capaz de remover el
frío de mi cuerpo y que dos veces dos
era acción para calentar los tiempos
de mi calendario sotenido a tu cuerpo vivo
de silencios bellos.

No fue suficiente, porque tus palabras
eran un invierno de enero y tus ojos
una primavera que no era mía y
tus historias hablaban de otra cosa
que no tenían nada que ver con una
fogata, un trozo de lumbre, un cigarrillo.

Era un frío donde escribía mi vida y donde
tú borrabas la tuya besándome y dejándote
dentro de mi, furioso, como quien odia por
amar tanto por intentar quedar dentro de
lo que es imposible y yo no era imposible
era un hueco tuyo.

Supongamos que todo esto no acabó conmigo
y que ahora mismo te digo que ya no tengo frío,
que sigo con la misma música y la misma sonrisa
que multipliqué treinta veces el recuerdo tus manos
y que me duelen tus caricias vacías de ausencia
porque descubrí que no es justo hacer cuentas a solas.

Ojalá decir que el café de la mañana no significas tu,
sería prudente no confesarte que una fotografía tuya
es un bala que atraviesa y que repetir tu nombre me hace caer en el cementerio de tus últimas palabras, esas que me hablaron de un corazón destruído que era el mío,  que no era el tuyo porque llevabas un escudo de excusas.

Imagínate que yo imagino hacer el amor no contigo
Si no con un hombre que escribe amor con minúsculas, donde me convierto en un trago de cerveza y en una charla que no es la tuya, esa donde yo fingía asombro para convencerte que seguía siendo ese niño que deseabas pero que no era yo si no alguien mas.

Date cuenta que nada es igual para mi, porque mi aire va en otra dirección a la tuya y tu tienes otro futuro que no incluye este vacío,  este rostro habitado por las sombras de tus suspiros o de las historias que contabas mientras dormías abrazado a mi tan lleno de todo y tan lleno de mi.

Por favor, que no sepas que abres las puertas de mi alma con tu recuerdo.

viernes, 20 de junio de 2014

El Alma no se niega

Ayer tus caricias maduras dejaron un azul nocturno en mi cuerpo que hoy la sensación de ser noche me es inevitable. Nos acercamos demasiado y la una de la mañana te aterraba porque no querías marcharte (supongo que los príncipes tienen un horario determinado) pero nuestros ojos se apretaron  al gesto de un beso que nos suavizaba el torso cayendo en ese letargo que te dobla las rodillas eso que curiosamente sucede cuando dos hombres curiosamente se aman porque nuestro amor es curioso. Y no te fuiste y te desabotonaste la camisa, un botón y un beso, otro botón y otro beso, otro botón y me quitaste la camiseta para abrazarme de inmediato y luego separarme de ti lo suficiente para observar mi tatuaje y con tu dedo índice lo recorriste y le volviste a dar forma dándole forma también a los motivos de mi alma por acompañar a la tuya con un beso mas grande que la misma historia que nos acompañaba con los torsos descubiertos. Esa historia que se forjó hace siglos cuando no había muerto ni tu tampoco. Nos acompañábamos como nos acompañamos anoche, sólo que anoche ya tenías el rostro dibujado por mis manos y tu sabiéndolo sonreías para levantarme del abismo, porque suelo irme al abismo como una costumbre absurda (siempre he sido muy enamoradizo), pero me levantaste colocando caricias, transformando el tiempo en sombras hermosas que se formaban entre los huecos que quedaban por nuestro abrazo.
Nos negamos a soltarnos y no quisimos hablar de las consecuencias porque ambos teníamos en la razón que una lágrima iba a ser derramada, es parte de la nostalgia de la pasión sugerida por la sorpresa inevitable de quienes por fin se han encontrado para luego abandonarse sin dolor alguno.
Y nos fuimos yendo a un infinito con aroma de gardenias y sándalo y huimos juntos a no sé donde pero se sentía rico, ese placer ese deseo, las circunstancias que nos amarraron  las manos haciendo un ritual de despedida y un acto de pasión se fueron tejiendo y tejiendo hasta conseguir lo que los dos precisábamos. Ser sólo dos con un hasta siempre.

miércoles, 18 de junio de 2014

El derecho al hubiera

Hubiera fumado el último cigarrillo acompañado del último café por la mañana, cuando te encontrabas dormido en esa posición que siempre me causó asombro. Y así mientras bebía y fumaba hubiera tenido el tiempo suficiente para odiarte y para huir al último sorbo de café. Pero me quedé, el lunar que tienes en la mejilla me entretuvo la mirada y comencé a imaginar como de ese punto se pueden partir un sin fin de circunstancias y futuros que jamás fueron. Una nariz, un par de ojos pequeños de nostalgia, una calvicie inevitable, unos labios desproporcionados, cicatrices de la infancia y una barba antigua.
De haberme ido el cielo hubiera dejado de cantar su canción y ya no habría sido testigo, pero yo miraba a travéz de la ventana y mis ojos se inclinaban por una frase el cielo de chihuahua fue testigo y mis manos querían alcanzar ese cielo para palparlo y palparte y convencerme de una justicia de encuentros de febrero y marzo.
Pero no hubo mas, me resigné a dejar la taza de café en la cocina como de costumbre, pero esta vez con el cuerpo apagado de palabras frías y razones del corazón -¿Quién entiende del corazón?.
Mi único objetivo era regresar a ti y aunque el olor a cigarro era indiscutible no me importó porque volver  a tus brazos mientras dormías me exigía abrazarme a tu espalda y a besar tu nuca, besar tu nuca con esas palabras que sólo se dicen a besos, las palabras te las dije también con la voz,  las mismas que tú repetiste una vez que despertaste.
Si en mi recuerdo cabe, caminé entre el frescor de la mañana buscando el prisma de tu pecho y deletreando cada palabra mencionada por los dos para que no se me fueran a olvidar llevaba conmigo una lágrima enterrada en el ojo izquierdo y una verdad en el ojo derecho sabiendo que el costo de desenterrarlas me costaría una desazón inevitable. Cuando uno camina entre las calles que parecen nada con el propósito de encontrar algo el imparable destino se convierte en una cruz que hay que cargar hasta rendirse. -Postergar lo inevitable. Morir de los pies para arriba, acabar con el resto del cuerpo desnutrido de anhelo y sentir como se despedaza un corazón. -El dolor es inevitable.
No hay mas, pude haber estado en el sitio de la comprensión donde no hay licor de amatistas ni humo de incienso, donde las palabras son palabras de hierro ardiendo, donde lo que es para siempre se vuelve un decreto imborrable sin ojos ni manos ajenas, sin cristales fugaces. Pero no pudo ser, no hubo entendimiento en la locura, ni libros por leer, ni en la música por conocer, ni en nuestra soberbia por discutir. No hubo nada.
El café fue mi consuelo pero no los besos ni las manos maltratadas por caricias imposibles para mi.
Se me negó el derecho a reconocer la tierra que pisé, se detuvo el fulgor en mis brazos y llegó la muerte a dar sensaciones de nada a nadie, a aparecerme entre la gente como un desconocido.
No hubo mas, las coordenadas a seguir las consideré equivocadas pero no lo estaban, la brújula se fijaba en el sur de la crueldad a donde llegué para ser lastimado por un dibujo, una mancha de pintura, un trazo de tiza sobre una pared adobe.
Cuando las especulaciones se abrieron pude haber cerrado las ventanas de mi cuerpo para evitar ese dolor de costado que me aqueja, la exhibición de mis motivos, mi excesiva manera de evadir, mi falta de congruencia -¿Quién entiende del corazón?
Pude convertirme en cenizas y hacer que las soplaras para incluirme en el viento eterno que acompaña sentimientos vulgares y escenas de enamorados. Y tal vez así no hubiera construido la idea sobre los cambios de mi rostro, que si mi voz ya era otra, que si soy una catástrofe, que si mi arrogancia te hacia daño y le hacia daño a los tuyos, que si sabía mucho de todo, que si leía demasiado, que si ya había envejecido, que ya no había sabor cuando hacíamos el amor.
Pude haber construido ese mundo del que tanto hablabas, pero era yo  ya había construido no un mundo si no un universo, pero no se pudo, no hubo mas.
El caos que llevo dentro es muy mío y por lo mismo le tuve miedo a las palabras. Hoy no, no hay miedo en el brillo de mis ojos ni en la ausencia de mi piel. Aquí vivo en el caos y si las lágrimas causan lluvia aquí ya estoy acostumbrado a la tormentas.




viernes, 13 de junio de 2014

Los tiempos de mi memoria

Metódicamente día a día me dedicaba a escribir un fragmento con la intención de reunirlos uno a uno hasta formar la historia de mi vida. Recolectaba historias frágiles, palabras de hierro ardiente que atravesaban mi razón y lágrimas hechas tintas para continuar redactando tragedias.
 La evocación tiene la cualidad de arropar nostalgias bellas pero también de un momento a otro puede convertirse en el látigo para lacerarse con la mas cruda de las melancolías. Yo elegí el látigo, comprendí que el miedo a las palabras es un verdugo implacable que no te permite respirar, te ahoga entre las sensaciones que inventas para evadir lo que constantemente te hace daño, lo que te lastima como un espina enterrada en la mano o un dolor del costado por dormir en una mala posición. 
Fui desmenuzando las palabras hasta encontrarme con el caos que llevo dentro e inevitablemente acepté el desnudo de mi esencia. 
Nunca fui un chico normal desde pequeño adopté poetas y cantoras que trazaban horizontes donde yo pudiera mirar incluso una idea extraña a cerca de como se concebía el amor bajo mis propias reglas y conclusiones, me creé manías e ilusiones y también comencé a fumar a los dieciséis, no miraba televisión y contaba con un reproductor portátil con discos de Liliana Felipe, Eugenia León y Mercedes Sosa. El primer amor fue el primero, el del beso con música de fondo y retortijones en el estómago el de las manos que se equivocan entre caricias y apretones, amor que se fundió entre una bala y la sangre derramada que nunca vi hasta que me descubrí abrazando un ataúd frío y lleno de secretos. -Se fue ya no existe. El amor desmedido no traiciona pero la muerte también abrazó esa caja de metal la misma en la que yo lloraba.
Aumentando otro año fumaba mas y me dolía la ausencia de abrazos y carcajadas adolescentes, leía a Pizarnik y a Storni, estudiaba a Sor Juana y a su Primero Sueño. Lloraba con facilidad y me recluía en mis adentros dándole explicaciones al dolor para detenerlo porque otro año más y me venía la mayoría de edad.
Decreté nunca dejar de creer en el amor y me cobijé en los brazos de mi madre quien consolaba las piezas rotas de mi cuerpo abandonado. -¿Qué no el amor es para siempre? Silencio.
Con el transcurso de los años algunas manías fueron desapareciendo ya no me comía las uñas y al fin podía dormir con la luz apagada. Justo así se han venido los años donde puedo reconocer lo que duele menos y lo que duele mas, lo que es incierto y lo que tiene que ser porque los astros lo han dictado en mi corazón.
Aprender del abandono no es fácil sus lecciones son un reto y un albur. Pero la catástrofe es inevitable y la locura justificable cuando el entendimiento se te clava en las entrañas con la lanza del amor.
Recordar, añorar, pensar, analizar. Me descubrí expuesto ante el monstruo de la indiferencia y continúo perdido entre los escombros de algo que no pudo construirse y lo acepto y me pongo de pie aunque a veces caiga de rodillas, el llanto es lo de menos. -¿Qué no el amor es para siempre? Silencio. Volví a preguntar ahora a esta edad y con este cuerpo que ha vuelto a su forma original sembrado de circunstancias bellas y lejano a cualquier ciudad recorrida por mi alma, con esta sonrisa impregnada de locuras, con este corazón que se estremece con una noticia o con una especulación. ¿Si no me lo creo yo quien mas? La vorágine del amor también incluye veneno y antídoto la mayor importancia es saber cual elegir.