miércoles, 8 de octubre de 2014

Ya no llueve.

Quería quedarme con toda la humedad de tu cuerpo
para cuando me vinieran las ganas de llorar
mis lágrimas fueran también de ti
resbalando por mis mejillas 
una tragedia convertida en besos,
anunciando con mi tristeza
que mi nostalgia
te necesitaba
como yo 
te necesitaba,
que me era necesario saberte inundándome las caricias,
mojando mis cicatrices para poder ser yo alguien que amo
y entonces salvarme
-Aunque esto no sea más que otra mentira-.

Cuando te fuiste sin excusas para volver
recordé la lluvia de tu frente
que una vez cayó sobre la mía,
intentando crear un manantial
para sumergirme tan dentro
como la tarde en que tú
te sumergiste
tan dentro de mi,
trazando en los puntos de luz una razón para respirar
y no morir ahogado en los restos de tus equivocaciones
o las mías, que nos empujaron a perdernos entre las aguas
de dos ríos que nunca pudieron llevar el mismo caudal.

No importa cuantas tormentas se atraviesen a la par
de cuando te llame ``mi amor´´, sabré defenderme
hasta que la frase termine volviéndose el eco de
un relámpago o de un recuerdo,
volveré remando a mis brazos
sabiendo que por fin era yo
quien me amaba;
mi casa sigo siendo yo,
porque mi balsa sigo
siendo yo,
porque sé
que quien
sobrevive
soy
yo.






1 comentario:

Diga Usted.