jueves, 20 de noviembre de 2014

Y lo conseguí.

Yo a ti te deshice,
amor de 300 días,
a ti,
te armé de arena
y te soplé en un día de viento
pensando en otro intento por no ser nada tuyo,
construyéndome otro sueño para no incluirte 
y amarte, entonces me recordó
a cuando dejé de amarme.

A ti,
amor de catástrofe,
te ahogué en el río que había en las palmas de mis manos
y en cada temblor de mis dedos deseaba tu derrumbe
como si fuera el mío
y lo conseguí, 
y me dolió, 
acercándose al pasado  
de cuando dejaste caer tu rencor sobre el mío.

He lanzando avisos a los pájaros 
que habitan en mi pelo,
a las fieras que agonizan en mi pecho,
de que huyan porque no hay nada más letal
que sumarlas una vez más a esta pena tan larga,
a esta guerra tan devastadora; 
pues peleamos con lo más triste,
el recuerdo de que un día nos amamos tanto
                       que tanto nunca fue suficiente.

A ti 
amor enfermo,
te deseo la salvación
sin que te enteres de la mía
y a ti,
un cielo que no sea el mismo que miro 
en las noches que me rompo los ojos 
a lágrimas
para evitar la desgracia de curarnos,
remediando con mentiras 
dos corazones que se hicieron pedazos
desde el primer día.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.