sábado, 4 de octubre de 2014

Ya para entones habré ganado la guerra

Ya para entonces habré ganado la guerra.
-Aquí, donde he sabido abandonar a la muerte-.

Para entonces saber 
que soy yo quien he peleado
conmigo mismo encontrando 
trincheras impenetrables,
rencores que no son míos, 
amaneceres donde no están
ni tú ni los besos como juramento de un ``para siempre´´,
que habrán de conseguirme una victoria
donde las flores apunten hacia el norte 
enumerando las balas que desperdicié
contra mi y contra todo lo que amo que eres tú
-Y tú, eres yo de alguna manera-.

Habré limpiado la sangre inocente que incluye la mía 
y reconstruiré el futuro tejiendo un sol para tibiar lo dolido;
la angustia de no tenerme,
las ansias de estar a tu lado abrazándote
para no tener que dejar el campo de batalla;
y comprender que quedarme 
es igual a huir
porque donde
vaya estás tú
y tú no llevas
armas.

Estaré perdonando silencios
para que nuestras bocas
recuperen la voz que antes eran
de flecha y lumbre 
que nos lastimaban 
sin la intención de acabar con todo,
y nosotros arqueros de venganza acabábamos
con la capacidad de abarcar lo que siempre 
habíamos sido,
el amor hecho montaña,
la pasión escrita en tu pecho,
la ternura trabada entre mis piernas,
mi cuerpo encima del tuyo escribiendo
una mentira por orgasmo 
o un orgasmo 
por mentira.

Así, describiendo hechos, 
alimentando excusas,
contando historias en las
 que tu triunfo también
signifique el mio,
-Aunque yo tenga 
que limpiar mis 
heridas con tu 
saliva que ya no me pertenece-.
Iré recolectando una a una tus ausencias,
pisando muertos que no amamos y
apilando mis desgracias hermosas
junto a cualquier lamento que se incluya 
en este descenso,
el abismo
incierto
que nos
representa,
donde yo 
a diferencia de ti
aún me siento
capaz 
de 
dispararle
al olvido.









No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.