jueves, 28 de mayo de 2015

Te espero a la vuelta de mi vida.

Te espero a la vuelta de mi vida
ahí donde sé me olvidan las cosas importantes,
donde mi corazón se ha vuelto la puta de la esquina,
donde los hombres vacían las historias absurdas de sus días,
ahí, justo donde alguna vez estuve 
y me viste en la quietud de la nada
y te detuviste para regalarme flores.
Te espero en ese sitio,
donde aún crecen lirios en los charcos,
donde el pasado es una ofrenda a la mentira
porque amarte fue derrotarme a mí mismo
y tuve que mentirme tantas veces 
para levantarme
que dejé de creerme 
aún cuando decía
la verdad.

Te espero a la vuelta de los vasos rojos,
de los espejos sucios con años azules,
del aroma de tus manos que ahora sudan mis manos
cuando la soledad se vuelve un semáforo en rojo
o cuando un extraño se detiene a preguntarme la hora.

Te espero siempre,
como la última carta que te hizo creer 
que iba a volver mi fantasma o yo,
lo que apareciera primero.

Te espero a la vuelta de mi tristeza
que es exactamente igual a la tuya,
tan llena de cicatrices y canciones frías,
tan repleta de amantes y de insomnios,
tan lejos de ti y tu apego a la vida.
Te espero a la vuelta de un suspiro
que no sea el mío sino el de él
y el de todos los culpables,
te espero a la vuelta de tu aliento
del primero y del último,
de tu despedida, 
de tu tu abismo,
de mi abismo.


viernes, 22 de mayo de 2015

Saber que eres tú.

Estoy enamorado de mis ojos
cuando te ven volver,
resucitas la luz con tu cuerpo
por donde quiera que pases,
especialmente cuando 
estás por llegar a mí,
te acercas más
y ya no me asustan las derrotas
ni los monstruos en las calles,
ni el sol de medio día que quema
cuando no está abrazándome tu sombra.

Estoy enamorado de los aciertos
y del orden que causan tus manos
cuando tomas las mías,
parece que dicen que estoy a salvo,
otro acierto más, y acomodas mi vida,
mi rutina, mi sonrisa.

Y así
inesperadamente,
te beso,
me anclo a tu boca 
y me enamoro de la mía 
buscando palabras para no prohibirte nada,
para que equilibrarme en tu pecho 
y encontrarme o descubrirme 
una y otra y otra vez 
pero siempre en ti.

Estoy enamorado de mi optimismo,
del remanso que provocan la mañanas
cuando mi piel se despierta con tus ecos,
porque sé que tu sangre grita mi nombre.
Estoy enamorado de mi mal humor,
de mi buen humor, de los sentimientos
cotidianos, de las emociones vivas,
de las emociones muertas,
enamorado de sentir,
sentirlo todo a tu lado.


 



jueves, 14 de mayo de 2015

El día que la libertad se declaró por sí sola.

Yo me quedé albergando tanta melancolía
que hoy que quiero decírtelo, 
me refiero a lo que nunca pude,
se me hacen los labios un nudo de excusas
solo para no desperdiciar este día nublado
y seguir contemplando mi tristeza.
La tristeza que conseguí tras verme roto en el espejo
y verte a ti atrás de mí, roto también de tanto desamor,
palabra que pensé jamás pronunciaríamos,
palabra que pensé jamás en escribir.
Lo que si puedo decirte es que mires dentro de ti
todas las huellas que dejé de nuestros encuentros
y las tires por la ventana de tus ojos, ya no te servirán,
yo hice lo mismo tiempo atrás y con el paso de los días
te fuiste convirtiendo en una balsa navegando lejos 
en aquella playa donde nos escribimos juramentos
entre la arena y la arrebatada manera de hacernos el amor.

Lo que si puedo decirte es que me liberé de mí,
de mi miedo a perderte, de las noches sin ti,
de engañar al tiempo haciéndole creer 
que estabas aquí conmigo, 
lo que si puedo decirte
es que también me liberé
de ti.

De vez en cuando tropiezo con un amor 
parecido al tuyo y del tropiezo, la caída,
pero ahora levantarme lleva consigo 
mis alas que una vez intentaste romper 
imaginando que algún día volaría 
y no te llevaría conmigo.
Los siento mi amor.
No puedo decirte que la libertad 
se declaró por sí sola,
que ya no te culpo de mi mal sueño,
ni de mi futuro insistente por el tuyo,
que ya no fumo por las noches 
para no traer tu sabor al mío,
que apago la música y cierro los libros
que hablan de ti 
porque eso sería
como poner punto final
y recordarte se me ha vuelto un vicio.


miércoles, 6 de mayo de 2015

la desazón en un tiempo.

Te cuento esto 
porque no he dejado de buscarte,
la vida me escupe en un sueño la sangre de tu corazón
y soy yo quien renuncia a todo lo que no sea tu rojo.

Podría decírtelo de otra manera:
que los dos morimos en el accidente 
del abrazo,
que tu muerte golpeó mis noches
y las volvió un lienzo de penas
en las que dibujo tu rastro.
Que un día amanecí 
con la piel envenenada 
por tu saliva,
que no morí,
pero que terminé
pareciéndome 
a ti.