viernes, 20 de junio de 2014

El Alma no se niega

Ayer tus caricias maduras dejaron un azul nocturno en mi cuerpo que hoy la sensación de ser noche me es inevitable. Nos acercamos demasiado y la una de la mañana te aterraba porque no querías marcharte (supongo que los príncipes tienen un horario determinado) pero nuestros ojos se apretaron  al gesto de un beso que nos suavizaba el torso cayendo en ese letargo que te dobla las rodillas eso que curiosamente sucede cuando dos hombres curiosamente se aman porque nuestro amor es curioso. Y no te fuiste y te desabotonaste la camisa, un botón y un beso, otro botón y otro beso, otro botón y me quitaste la camiseta para abrazarme de inmediato y luego separarme de ti lo suficiente para observar mi tatuaje y con tu dedo índice lo recorriste y le volviste a dar forma dándole forma también a los motivos de mi alma por acompañar a la tuya con un beso mas grande que la misma historia que nos acompañaba con los torsos descubiertos. Esa historia que se forjó hace siglos cuando no había muerto ni tu tampoco. Nos acompañábamos como nos acompañamos anoche, sólo que anoche ya tenías el rostro dibujado por mis manos y tu sabiéndolo sonreías para levantarme del abismo, porque suelo irme al abismo como una costumbre absurda (siempre he sido muy enamoradizo), pero me levantaste colocando caricias, transformando el tiempo en sombras hermosas que se formaban entre los huecos que quedaban por nuestro abrazo.
Nos negamos a soltarnos y no quisimos hablar de las consecuencias porque ambos teníamos en la razón que una lágrima iba a ser derramada, es parte de la nostalgia de la pasión sugerida por la sorpresa inevitable de quienes por fin se han encontrado para luego abandonarse sin dolor alguno.
Y nos fuimos yendo a un infinito con aroma de gardenias y sándalo y huimos juntos a no sé donde pero se sentía rico, ese placer ese deseo, las circunstancias que nos amarraron  las manos haciendo un ritual de despedida y un acto de pasión se fueron tejiendo y tejiendo hasta conseguir lo que los dos precisábamos. Ser sólo dos con un hasta siempre.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.