jueves, 25 de septiembre de 2014

Y yo sigo pensando que tienes las razones más bonitas del mundo

Vamos cariño, a seducirnos la espera,
a nosotros el tiempo nos sienta bien 
porque tu espalda lleva siglos esperando
a que la bese con mi historia 
y mis manos se han multiplicado 
para ajustar todo tu cuerpo a mi cuerpo.

me quedó con tu sudor en mi boca 
para guardarte,
para no desconocer tu esfuerzo 
por hacer que el mundo girara
al rededor de tu sol brillando en mi torso,

y mira si es hermoso darle entendimiento
al deseo, yo desde hace años me había 
convertido en tu mapa y no te fue difícil 
dar con el cofre donde estaban mis ganas 
de brotar en flor, en agua, en bosque,
en un atardecer de septiembre 
y que maravilloso es entenderlo.

Te miro, y me doy cuenta
que a tus ojos les hacía falta
mi sonrisa porque sin preguntarte nada 
me haz dicho que mi placer 
al fin tiene justicia,
que eres tú el responsable de ello
y yo el valiente por sostener la tarde 
y dilatar el tiempo para que más me beses
y para que más sonría y para que al abrir 
mi boca aprisione con poesía la tuya.

Continuas acariciándome como si estuvieras
dando una lección a cerca de como se encienden 
las luces del lugar que habito para que nunca se apaguen  
y pueda complacerme cuando tú no estés.

No me aseguro de nada,
pues tú llevas la verdad en tus hombros
y yo me sostengo a ellos para que mi verdad 
se parezca a la tuya sabiendo que eso sólo concluirá 
en otra manera de penetrarnos el amor.

Y yo sigo pensando
que tienes las razones 
más bonitas del mundo,
que tu silencio era para 
escuchar mis latidos y 
para saborear mis venas
y aseguro que esperabas 
que mi voz te prestara un te quiero
y en su lugar te di un -quédate adentro-, 
conteniendo mis ganas de llorar porque 
me sentía incapaz  de apretar tanta belleza.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.