R.- Viajan mis manos inocentes de este pecado que moja la electricidad de mis razones.
Soy ó es él, ó la intención sucia de presentir un casi nuevo otoño que anhelé.
No puedo hacer nada que no involucre a este amor infernal que siento por ti.
Quiero detenerme, parar. Jugar a otra cosa y hasta de pronto inventar otro secreto,
algo que no tenga que ver con tu estrella.
Fumar, leer, atender llamados del más allá, parlotear por aburrido y neurótico y todo lo que me seduce, pero sin plasmarte en la bitácora.
No, veo que no se puede... Supongo que a un año veere a lo lejos mi pretensión de conquistarte y hacerte el amor. No, así no es. Fue como con aquel ó quizás fue como conmigo en aquel momento.
((Chuva de prata es la onda)).
Que será de toda está revolución? De soñar con terremotos y vientos fríos? De encontrar lo que ya no me sorprende?
A todo esto cómo se supone que le voy a encontrar congruencia?
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Te amo mal intencionando mi destino, y ya no los amo a ellos.
Escribiría una razón para decirlo, pero no da tiempo combatiendote
y amándote como a una ventana abierta.
Te amo y me sangra deliciosamente la palabra por que ya no los amo a ellos,
a nadie, a ella quizás a la que canta por la noches con un ceu aberto.
Te amo en colores de invierno y olores detestables, y ya no los amo a ellos,
sólo la candente obsesión me detiene cuando me despierto de tu adentro.
Te amo y me duelo sin terapia ni remedio.
Te amo por que soy tu respiro aunque te niegues y te ahogues en tu infierno.
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