lunes, 7 de diciembre de 2009

Ay de mi....


En enero cuatro del dos mil cuatro, decidí iniciar otro diario, lo quería mucho por que me lo había regalado mi media hermana a la que fui a conocer a Tulsa Oklahoma. Casi para octubre del mismo año lo perdí, un día en chihuahua me fui al centro y cuando regrese a casa no estaba conmigo, pensé que lo había dejado en la banca del parque vallina ahí por el Kaldi, Me bloquee y de tanto pensar me volví a bloquear no volví a saber nada de el. Tenía diecinueve años, algo pasaba por mi cabeza, Fan atolondrado de Eugenia León, de las cabareteras y de un viaje a la ciudad de México inolvidable. Medio obeso, afeminado y nerd recién titulado de la prepa sin rumbo fijo, por que recuerdo que mi media hermana me ofreció vivir con ella, el chuco siempre me ha cagado la madre, lo único que soportaba era Roswell por que había unas lagunas mágicas las bottomless lakes. No sabía que hacer, quería irme a México, a morir en San Miguel Nepantla abrazado de las ruinas donde nació Juana, estudiar teatro, ser químico, fotógrafo, compositor, escritor, vago fumamota en éxtasis jovial... No sabía nada. Lo que sabía era que amaba (según mi diario) a un tal Alejandro pervertido chihuahuense de cuarenta años, Benn un gringito modelo de Abercrombie & fitch de Tulsa, Dominique un puertorriqueño de Roswell, y la memoria de la muerte de Martín Alejandro.
Hoy encontré mi diario, no pude concebir como sucedió, lo encontré viejo y desgastado, lleno de polvo y lanitas que parecían telarañas. Me cague de miedo no sabia si abrirlo a pesar de haber pensado tanto en su destino cuando lo perdí. Al abrirlo al azar encontré una canción de Bjork escrita con tinta azul (la detesto), otra página y un poema a Ricardo... Tu cuerpo se flajela entre el deseo y la distancia, tus ojos estremecen mi memoria, removiendo mis sueños más sensuales... Quien coños era Ricardo? Alguien de abril del dos mil cuatro... No logro recordarlo.
Algunas frases de las rolas de la Felipe: chupo y chupo y si por el vicio. Un poema de pita amor, otros de Lorca, dibujos y figuras que hasta la fecha sigo haciendo: ojos, ramas, bocas, siluetas, un sagrado corazón, lágrimas... En fin. Que era todo eso y que sentía? vivia comiendo música en especial de mujeres, ya conocía el fado, el tango, el bossa, el alternativo, la música vernácula, la opera, como hasta hoy una melodía me daba razón para continuar con mis senderos de aprendizaje.
Mi diario esta lleno de direcciones, teléfonos, cumpleaños para recordar, fechas importantes, días festivos y lo que más me sorprendió fue la hoja de algún árbol al cual le escribí un poema de Pessoa para luego pegarla a el.
Memorias sin fin, a veces hasta un te amo, un no quiero sufrir, muchos quiero ser feliz, de alguna manera al leerlo deduje que en aquella etapa de mi vida estaba ilusionado y esperanzado a la expectativa de lo más grande para compartir... El amor. Hoy no pienso así, ni de ninguna manera me averguenzo al leer tanta indinura. Al contrario me siento satisfecho de haber creado tantas palabras que bien ó mal tienen un sentido latiente y generoso.
Hoy no llore y vaya que lo intente leyendo en más de dos ocaciones un cuento muy corto sobre un títere al cual su ventrílocuo le corta los hilos por que ya no sirve para nada... Algo así escribí y en verdad me conmoví.
No sé si esto ha sido una gran casualidad ahora que estoy viviendo esta etapa de combate en mi vida, pero alguien ó algo me regreso mi diario (en primera instancia pensé en Martín Alejandro), desde el más allá lo coloco en mi camino para que viera lo que fui y lo que sigo siendo... Agggrrrhh... No sé. Pero en verdad me siento complacido por esta gran lectura.

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