domingo, 22 de noviembre de 2009

Esa canción

Soy los nudos de mi vida. Vivo atado.
Los lazos son estrangulantes.
Lo decidí y sigo escuchando la misma canción, llevo días así, aferrado al sentimiento (cual?)
y a la melodía también. Me siento atraído por la voz de esa mujer que se equivoca en la canción y se corrige. La historia me la como (... La soledad que yo pedí)... En algún momento la estudie, tenia diesciete años y soñaba con un príncipe azul con tatuajes, piercings y buena estatura, lo abrazaba en la noche siendo mi almohada, discutía con él y terminaba todo para luego volver. Al paso de las horas ponía el disco en el reproductor y me iba al track ``12´´, lo repetía muchas veces, y repetía la historia, me quejaba por mi soledad y aclaraba con esa canción que yo era él culpable de mi vida llena de problemas y del querer estar solo. (Creo). Siete años pasaron, después de varios intentos de establecimiento y nuevos aires, recuerdo el disco que compre por 160 pesos MXN, lo llevo al reproductor y vuelvo al track ``12´´, donde todo comenzó, recuerdo entre neblinas, luego me ataca el mismo recuerdo y me voy al: Siempre estar así, al enejanamiento de soñar, de vivir una ilusión pasajera, de mentir (En el abismos de tantas mentiras, decir verdades suena demencial), de ser vulnerablemente incrédulo.
La mayoría de la veces al escuchar esa canción lloro. Lloro como cuando en aquella edad era Martín Alejandro y su suicidio enamorado de mi, de Queta y su amor vivo pero asesinado por mi, de mis sentimientos juzgados por esas muertes. Luego de haber quedado desamparadamente solo.
Hoy llega el pasado como siempre, con su actitud fría y elocuente, con su locura y su imagen renuente. Vivo pues atado al estigma de algo que sé que puedo deshacer pero me niego.
Bloqueo las memorias de muerte y de fatalidad amorosa... Para eso soy inexperto.
Me convierto en un ciego que llora con los ojos desbordantes de la lágrimas y canto.

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