lunes, 4 de enero de 2010

Algo viejo y algo nuevo

Esta noche tengo sobre mi todos los sueños del mundo. Y mi cuerpo desnudo se tiende libre sobre una cama que le queda demasiado grande. -Solo?. Sí, pero apretado entre estos pensamientos que se arrojan desde mi cabeza y caen sobre si mismos, para luego galopar sobre toda mi desnudez. -Placer?. Definitivamente. Vienen a mi los pedazos de algunos besos del pasado, la infinita memoria de mis propios abrazos y mi pasiva actitud de entrega lo recibe todo. Hoy, despierto entre sueño y sueño y veo como a mi piel se le eriza un cambio inmensamente bello. la luz llega a mi, el ámbar colorea mis piernas y mis brazos, el carmesí comienza a presentarse en mi pecho. Lo veo todo, mis manos tienen un verde olivo, y ya comienzo sentir una gentil humedad. Giro mi cabeza un poco hacia atrás, para ver como llega el azul de cielo que me cubre de los hombros hasta la espalda baja y...Que azul tan brillante. Más no sé que expresar. Me muerdo los labios, por que la humedad es tan cálida que quiero gritar, gemir sollozar, suspirar... llevo mis manos de olivo a que recorran mi pelvis, mi entrepierna, el verde sube, baja, descansa y se emociona. Mi cuerpo brilla entre la habitación y su propia obscuridad. Mis sueños vienen y van, se aglomeran, se distraen y se hacen intermitentes, todo por dejarme jugar con esta piel que estuve esperando desde mi ultimo desierto. El proceso esta por conluirs, y lloro. La nostalgia combinada con placer es una delicia, y no todos tienen la fortuna de gozarla... Sigo llorando ahora libre para suspirar, mis manos siguen un rumbo incontrolable, mis piernas quieren bailar, mi pecho se vuelve terciopelo, y el carmesi se acentua aún más. Una Lagrima le gana a la otra, se sella justo en mi pecho y evaporandose deja un recuerdo blanco y brillante. He cambiado. Si. Ahora tengo sobre mi todos los sueños del mundo. El pasado ha trazado mi cuerpo para que el futuro pudiera colorear sus deseos.
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Casi todas las caras son iguales no? -No sé-.
Alguna congruencia guardan secreta pero cuando sonríen son como tormentas y relámpagos endulzantes que no me pertenecen y que al final son similares.
Son identidades con conflictos de entre guerra y tregua, locura y sensatez todo combinado en un licuado de palabras que si se traga bien se disfruta por horas y horas.
Lo que mas llama mi atención son los ojos, en particular los ojos de un hombre joven con el cual convivo a diario y me da vergüenza preguntarle de que color son... Yo los veo ámbar, a veces avellana, a veces verdes y otras tantas aceitunas. Se mueve libre como la libertad de sus ojos.
Sonríe por causa ajena a cualquier situación y se carcajea como un río desbordándose.
También está ella, una mujer de veinte años que tiene los ojos pequeñisimos, sé que me detesta y yo por ser recíproco comienzo a detestarla, su voz chilla como berrido de bebé cagado de horas y la catalogo mojigata. Luego otra mujer de apróximadamente veinticuatro años, ordinaria, impulsiva ocurrente y muy platicadora pero con los ojos grandes y rasgados llenos de simpleza. Luego otra de treinta y tantos que para acabar pronto es como una patada en los huevos con bota vaquera esa tiene los ojos verdes,
Luego mis ojos, esté enero llenos de luz, esté día de lágrimas por un berrinche sin importancia.
Pero Brillantes, pequeños y con un rasgado minimo, de tamaño regular y de color café.
Ojos mío que hoy amo mas que nunca, al igual que mi mirada. Mis pestañas y mis cejas hacen juego perfecto en ese entorno.
Si parpadeo por nostalgía de llantos antiguos, lanzo brisas y transparencias de paz.

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