lunes, 9 de septiembre de 2013

Fuego III

Anoche la lluvia no pudo apagar la llama que a fuera de mi habitación cuidaba de mi y de algunos de mis sentimientos, no de todos el fuego no se responsabiliza de todas las acciones que mis emociones provoquen. la lluvia no escampaba y el fuego parecía no temer a ninguna gota, a ninguna tempestad a ningún frío, ni a al cielo cerrado y celoso. Su fulgor iluminaba la mitad de mi cama y la mitad de mi alma y su calor tibiaba mi corazón y mis manos. 
-No me haz abandonado fuego inmenso-. Tú, cuyo peligro abrasivo para muchos para mi es el beso tierno mas cálido y lleno de secretos. Tú, quien asesinas con dolor y venganza a mi me regalas vida y la posibilidad de bailar mientras tu enardeces entre las calles y los bosques de mi imaginación.
Hoy en el frescor de la mañana repleto de aromas y flores azotadas por la lluvia, fuego amado mío permaneces aquí conmigo sentado junto a mi cama y de pronto me abrazas y de pronto me dices que me recargue en tu hombro y si alguna lágrima he de derramar estás listo para evaporarla y enviarla al cielo para que se convierta en una gota mas de lluvia. 
Frente a frente fuego mío te confieso el terror del pasado, la equivocada idea de que me hicieras daño, el temor al encender una vela, un cigarrillo, la estufa, mi corazón, mi espíritu. Y me tomas la mano izquierda y la colocas en mi pecho y me preguntas si puedo sentir ese calor que atraviesa todas las fronteras de mi cuerpo, te digo que si y regreso a mi y respiro profundo. No puedo si no expresarte mi amor compartiendo calores y trocitos de fuegos bailarines y chispas que truenan en mi habitación festejando la victoria.
   

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.