sábado, 15 de mayo de 2010

Se llamaba

Se llama depresión, pero lo tuyo va más allá que un simple juego de lágrimas y autocompasión. Tiene que ver con la simpleza de tus ojos y la profundidad de tus manos cuando te las llevas al rotro para sollozar. Mientes constantemente y vas de un lado para otro cazando miradas de consuelo. Eres incapaz de hacer algo por ti. Te llaman Magdalena y para colmo el nombre en realidad te queda perfecto en varios aspectos.
Estoy entrando en una esfera de memorias, dice Malena, mi madre, mi hijo, mi hermano. Los odio por que ahora mismo los reconozco aqui adentro con sus gritos y sus malos pensamientos, me quiero arrancar la piel, sacarme los ojos, deshacerme de esta cabello que tanto me pesa en la cabeza, tumbarme los dientes y quedar como antes sin el brillo esté que me duele en cada poro y en cada vena. Volver al dolor de siempre a la penumbra constante que me consolaba sin necesidad de palabras, la misma mierda y la misma desazón.
Malena siempre hablaba de lo mismo pero no desmostraba...

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