martes, 18 de mayo de 2010

Continua

Estoy triste algo viene punzando en mi cuerpo despacio pero doloroso para que los minutos se atraviesen y se traigan consigo una tristeza amarga y sonámbula, le dice Malena a Ivana. Qué no que no encuentra nombres y que se le han olvidado los rostros de mucha gente importante y que se niega a abrir los albumes de las fotografías de siempre y de su vida.
No puedo y no se me da la gana invocar a los siniestros ángulos de mi rostro sonriendo y fingiendo todo el tiempo, no puedo por que ya no quiero ni busco reconocerme mucho menos reconstruirme. Hay una cosa que se llama perfil, otra que tiene manos y otra que tiene brazos que abrazan pasados que me provocan asco. Ojos, labios como columpio intento de sonrisa, actitudes de libertad y hasta suspiros capturados en la kodak de muchos numeritos e impresos para la monotonía de las aventuras de atrás, las que traigo colgando desde hace años y que no puedo, no quiero deshacerme de ellas. Ivana escucha jugando al psicoanálisis para darle a Malena un consejo ó unas palabras que sean de su agrado, algo que no le moleste ni le vaya a causar que Malena tuersa los ojos y se lleve las manos a la cara para cargarlas de llanto.
No hay peor ciego dice Ivana, y tu queriéndote arrancar los ojos y arrancarte desde adentro algo que nomas tu entiendes y que compartes en un vocabulario bizarro y oscuro.
No te entiendo y no puedo entenderte Malena ya ni puedo abrazarte ni puedo hacer que mi sangre entienda a tu sangre como en pacto, como cuando decíamos "hermana", como cuando eramos un secreto coqueto y rosa para una complicidad que sólo nuestras miradas comprendían.
Esto te ha echo el amor. Y amor era la palabra clave y la llave de una puerta que al abrirla desencadenaria la sin razón de todo.

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