Tomas mi mano,
en el parque, en el cine,
en mi casa,
en las calles donde anduve solo
repitiendo gestos de la gente
porque no estabas tú apretándote los labios
para no gritarle al mundo que soy lo más bello que eres,
que conmigo solucionas guerras y conflictos,
corazones heridos y rostros tristes.
Y yo aprieto mis labios para preguntarme
¿Que hizo mi corazón para que llegaras a mí?
¿En que momento al destino le dio por palpitar tu nombre?
Para que al abrazarte destapemos atardeceres y horizontes
tan bellos como el color que hacen tus ojos cuando me miras,
o cuando dices, que hay una explosión por cada una de mis caricias
y que el fuego se propaga cuando después de mis dedos siguen mis labios
protegiéndote de que se te rompa el corazón cuando tienes que volver a casa.
Tomas mi mano,
anunciándole al futuro todas las canciones
que vendrán y no tienes miedo,
llevas en tus días la nota perfecta
que nos arrulla cuando nos hacemos
los sueños y el amor,
y en tu pecho describo las veces
en que te amé sin saberte,
las noches en las que canté
nuestra canción para imaginarte.
Hoy eres tanto
que abrir los ojos para verme
en los tuyos me hace valiente.
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