jueves, 23 de julio de 2015

Llega el pasado que nadie quiere.

Tu silencio, tu bruma,
la ciudad entera gritándome el fracaso,
tu carne disecada, mi manía por volverte a vivir,
mi manía por rescatarte del dolor como si no fuera ridículo
por demás actuar como un súper héroe en estos tiempos de soledad.
Como sí no me bastaran los intentos fallidos de vuelo y los besos por telepatía
y las otras falsas cualidades que he tenido que inventar para alcanzarte un poco.

Llegar a ti es fácil, 
lo difícil es derrotar a tus escudos y al pasado,
tocarlos no es suficiente y abrir fuego 
en contra de ellos es impensable;
no puedo ser como tú, que disparaste a quemarropa
y envolviste mi cuerpo entre arena y hojas secas 
para que nadie se enterará de mi muerte
antes de poder decirte que me rendía.

Ahora evadirte resulta más fácil, 
encontrándome entre el amor de los espejos,
bailando en el suelo que limpiaste con tu llanto,
haciéndome de nuevas cicatrices que no se parezcan a las tuyas,
entonando canciones que no tengan tu rostro ni tu aroma ni tu voz.
Huyendo, pero sólo para regresar a mí lado aunque tenga que dar mil vueltas,
no importa, siempre ha valido la pena verme al otro lado de la calle sin ti
y recuperarme ha sido el bálsamo y el remedio para no impedirme los sueños.

Lo sé, no supimos más de nosotros
porque este abandono abrió abismos
para cualquier esperanza,
y tú te quedaste sin palabras.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.