viernes, 6 de marzo de 2015

La última espina.

Te escribo ya no para dejarte ir. 

Tu libertad ya no me aterra,
cualquiera diría que es imposible
porque no tenerte es no tenerme a mí.

Escribo que me imagino a tu lado
bailando entre los puentes y las calles
que nos vieron tantas tardes
apostando caricias y besos en público,
pero luego la noche te aleja tanto de mí
que el tintero es aplastado
por una tristeza irremediable
y esa misma tristeza me aplasta a mí
empequeñeciendo también mi corazón.

Y lo minutos son una orgía pero sin el placer de verte.

Me extravío entre las palabras y las excusas
porque me acuchilla cada letra que te ama, 
como si se estuvieran vengando de mí 
por no haberte dicho una vez más
que tú eras el héroe de toda las historias
incluyendo aquella del amor sin fallos,
que yo así era feliz,
que valía más un perdón que un después,
que contigo siempre era un después,
que mi muerte pudo haber sido tu huida,
y mis escombros tu suelo.

Pero la verdad me destroza las mañanas 
y me regresa a lo que fui antes de ti.

La locura a tu lado me quedaba hermosa,
ahora una mueca es una mala idea 
para decirte lo guapo que te ves en mi sueños
sabiendo que al despertar llegará el delirio  
como una resaca o como un indicio de tu olvido,
algo que sigo escribiendo en el papel de tus penas
para darle la bienvenida a las mías 
y no recuperarme sin antes
secarme el llanto que dejaste
en los huecos de mis lagrimales.

Camino de puntillas para no despertarte
aunque a veces despierto yo primero
y lo primero que veo es mi carne
sin tu carne,
lo más parecido a una pesadilla
clavada como la última espina,
y te lloro en silencio
acabando con la tinta,
con todo lo que escribí
por intentar salvarme
y entonces me consumo
sin sujetar tu mano
o alguna promesa
arrodillada.

Aunque logre escribir
un poema más,
nunca podre decirte
que un día te escribí 
en la espalda mi recuerdo
para quedarme contigo, 
hasta que confesarás
que lo mejor era 
que no te esperara.
No te borraste
la piel amada es indeleble,
pero es necesario hacerte saber
que soy yo quien he estado
desapareciendo por tu bien,
para que un torso te imprima
otros amores sobre el mío. 




No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Diga Usted.