Me acuerdo de la noche bella y siniestra.
Adoro mis sueños casi como adoro mis pesadillas, cuando mis demonios me revelan ese lado oscuro. La locura, el delirio, unas alas negras desplegandose sobre mi y mi cama. La tesitura del canto de la madrugada, la brisa lunar, las estrellas burlando el tiempo.
Comprendo y vivo y mientras vivo sigo soñando y mientras sueño...
Todo se lo dejo a la levedad del destino, a una minerva.
Soy feliz.
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