Buscaba entre los surcos de mi
memoria una palabra que me hiciera
volver a lo de antes, a lo que obtenía sin esfuerzo y sin sufrimiento, al olor de las frambuesas, a los pinos protectores de calles y vecinos, al atardecer generoso.
A tanta pesadumbre se acostumbra uno.
La mejor solución, creo que es la paciencia. Cuesta hallarla, pero una vez se encuentra es la llave que abre todas las puertas.
ResponderBorrarNo te rindas!!!!
Un abrazo:)