Es como si me mordieras el corazón
cada vez que aparece tu fantasma
o como si galoparas por mi carne:
un intento fallido por decirme
que el amor te descubrió
mintiéndole a la vida,
-Serías incapaz de decir la verdad-.
Así que la diré yo:
Sé que no puedes evitar el acordarte de mí
en los días que te regresa el alma al cuerpo
-Lo cual te sucede a diario-,
ni que mi ausencia te quema las manos
y con ello incendias los restos de tu cuerpo
solo para saber si una caricia te sabe a mí
y por piedad te regresa al pasado.
Que te aterra parpadear o tener sueño
porque sabes que al cerrar los ojos
estarán los míos como un río
corriendo en dirección contraria
a tu balsa rota.
Y perdóname mi amor,
yo no le pedí al cielo que cada vez
que lo miraras te obligaras a gritar mi nombre.
Ya no entras a mis sueños
porque no existes,
y permanece mi corazón herido
pero no de muerte
y no por ti.
Y no puedes evitar
que te duela tu derrumbe
al no ver el mío.
Y te resulta imposible dejar de llorar
en las noches que te arrullas a solas,
y enloqueces al pensar a quien
le regalo la noche a besos.
Que no estoy en tu vida
pero tampoco tú en la tuya,
que mi redención me trajo flores
y a ti un puño de tierra.
Y perdóname mi amor,
yo no le pedí al reloj que avanzara
mientras habla de mi futuro sin ti.
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