Yo a ti te deshice,
amor de 300 días,
a ti,
te armé de arena
y te soplé en un día de viento
pensando en otro intento por no ser nada tuyo,
construyéndome otro sueño para no incluirte
y amarte, entonces me recordó
a cuando dejé de amarme.
A ti,
amor de catástrofe,
te ahogué en el río que había en las palmas de mis manos
y en cada temblor de mis dedos deseaba tu derrumbe
como si fuera el mío
y lo conseguí,
y me dolió,
acercándose al pasado
de cuando dejaste caer tu rencor sobre el mío.
He lanzando avisos a los pájaros
que habitan en mi pelo,
a las fieras que agonizan en mi pecho,
de que huyan porque no hay nada más letal
que sumarlas una vez más a esta pena tan larga,
a esta guerra tan devastadora;
pues peleamos con lo más triste,
el recuerdo de que un día nos amamos tanto
que tanto nunca fue suficiente.
A ti
amor enfermo,
te deseo la salvación
sin que te enteres de la mía
y a ti,
un cielo que no sea el mismo que miro
en las noches que me rompo los ojos
a lágrimas
para evitar la desgracia de curarnos,
remediando con mentiras
dos corazones que se hicieron pedazos
desde el primer día.
amor de 300 días,
a ti,
te armé de arena
y te soplé en un día de viento
pensando en otro intento por no ser nada tuyo,
construyéndome otro sueño para no incluirte
y amarte, entonces me recordó
a cuando dejé de amarme.
A ti,
amor de catástrofe,
te ahogué en el río que había en las palmas de mis manos
y en cada temblor de mis dedos deseaba tu derrumbe
como si fuera el mío
y lo conseguí,
y me dolió,
acercándose al pasado
de cuando dejaste caer tu rencor sobre el mío.
He lanzando avisos a los pájaros
que habitan en mi pelo,
a las fieras que agonizan en mi pecho,
de que huyan porque no hay nada más letal
que sumarlas una vez más a esta pena tan larga,
a esta guerra tan devastadora;
pues peleamos con lo más triste,
el recuerdo de que un día nos amamos tanto
que tanto nunca fue suficiente.
A ti
amor enfermo,
te deseo la salvación
sin que te enteres de la mía
y a ti,
un cielo que no sea el mismo que miro
en las noches que me rompo los ojos
a lágrimas
para evitar la desgracia de curarnos,
remediando con mentiras
dos corazones que se hicieron pedazos
desde el primer día.