miércoles, 21 de agosto de 2013

Creando imágenes

Por favor conserva esa mueca y déjala justo en tu rostro ahora  preparo la cámara de mi alma, levanto el flash y reviso si hay suficiente batería, no te muevas no hagas nada incluso sostén todo suspiro y aliento. Una toma dos tomas, tres tomas listo, ya puedes relajarte y huir de la fastidiosa rutina de llorar.
Revelar es el proceso mas duro, hay que entrar al cuarto oscuro del alma misma allí donde todo se acumula y se empalma recuerdo con recuerdo, pena con dolor, destrucción y desolación, añoranza con infamias, lágrimas con algunas sonrisas por demás fingidas. Entrar y no quedarte es el consejo mas importante como importante es procurar que la imagen ya nítida demuestre realidades inconclusas.
He practicado este arte y me considero un experto en fotografiar mi rostro frente al espejo en cualquiera de sus formas y emociones y lo que veo muchas veces me aterra al punto de destruirlo todo, pero la cámara fotográfica del alma es resistente a cualquier catástrofe incluso a la que yo mismo provoque, un terremoto emocional, un tsunami de sangre, una tormenta de locura. Nada puede con ella se vuelve un castigo.
He visto lo que pocas veces el espejo me susurra, la imagen a veces también espectralmente liquida no quiere decir nada, pero basta con orillarse a un trozo de luz para que comience a hablar y es justo en ese instante cuando me niego a escuchar, involuntariamente mis oídos se cierran y mi corazón se detiene ante el desastre ceremonial de lo que lleva mirar la imagen de mi pasado envuelta en la mas funesta de las historias.
Logro ver unos ojos cubiertos de lágrimas y restos de sueños, son los míos y los del universo, los ojos que los astros hace cientos de años fueron formando y moldeando para las dos cavidades absurdas de mi rostro, veo unos labios tiesos casi apretándose uno al otro quietos recordando besos ajenos y desconocidos.
Soy yo,  estoy plasmado y sacado de la paz de la nada. ¿Asustado? -Si-. Y envuelto en un misterio de agua y viento intentando reconocer mas lo que puede decir una fotografía que mi propio rostro haciendo gestos frente a un espejo sucio y viejo que no es mío pero ah! que yo si soy de él.
Son las tres dimensiones y yo me encuentro en la segunda, probablemente porque fue donde se me concedió el lugar para permanecer. Aquí me quedo, el destino ya fue claro y los flashes y las tomas han sido jueces. Aquí me quedo porque mi alma continuará capturando todo hasta quedar sin batería.

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