miércoles, 11 de julio de 2012

Análisis

Siempre he sido un flojo, un nada, con constancia suelo llorar por situaciones inútiles pero que me siguen provocando llanto. O aplico una técnica de no control cuando se trata de  paciencia y espera, no puedo nunca he llegado a un punto de relajación, siempre nervioso manifiesto actitudes que no tienen nada que ver con comerse o morderse las uñas, pero me toco mucho el rostro, siempre mi mano derecha cubriendo parte de mi mentón y mis labios y mi mano izquierda siempre con un cigarrillo encendido. Con un constante vacío en el estómago y una sensación de ansiedad que me lleva a pensar en mis limites o en la posibilidad de transportar mi materia a otro sitio cuando me siento incómodo en el anterior. Siempre con una mueca, una mala cara, a veces sin ninguna expresión que pueda demostrar emociones equivocadas... O incluso a veces no tan erróneas. Hoy como anoche sentado y escuchando música intento demostrar algo casi imposible y le doy vueltas y vueltas como esperando que de alguna de las paredes de mi casa aparezca el ramillete de la solución a mis indecisiones y a mi falta de tacto. Porque reconozco mis limitadas virtudes cuando se trata de socializar o de dar una buena sonrisa aunque sea obligada por alguna situación. Veo personas que tienen capacidad suficiente para tolerarlo casi todo. Yo no, no puedo y no quiero (por que siempre tengo las dos opciones) me intriga como hay personas que siempre tienen una buena reacción y una buena actitud para lo que venga o para lo que este en ese preciso momento. 
Justo me siento como un adolescente, me parece bizarro analizar esto a mi veintiséis años donde no participo en nada cuando no me viene en gana, no hablo, no grito, no sonrío, no doy la mano y me bloqueo instantáneamente. Y cuando me viene en gana pues existe la posibilidad de respirar con consciencia y permanecer ecuánime, si, una sonrisa porqué no? Un gesto amable e incluso una conversación amena y no estrepitosa donde no tenga que involucrar emociones más allá de lo que pueda lograr percibir de los demás.
Entonces me considero vergonzoso (cuando me viene en gana) por lo general soy tímido pero mi timidez se puede interpretar como frivolidad o alejamiento, quizá como desprecio, no sé no estoy seguro. Tampoco estoy seguro de saber solucionarlo o de si en verdad lo quiero solucionar.
Ahora sólo sé que estoy enamorado y eso es bueno, sé que estoy amando y eso es bueno, sé que no tengo ataduras para amar y eso es bueno, se que estoy siendo amado y eso es bueno
El amor con su complejidad o sus tantas historias y teorías me permite analizar que estoy con los dos pies sobre el suelo y que mi corazón se repite entre válvulas cuanto amor y cuanto amor.
  

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