miércoles, 28 de marzo de 2012

A las alas de mi memoria

Abran el vuelo y viajen a donde un secreto se revela y se confiesa a los corazones marchitos, por que no busco que me lastimen más, nunca lo busqué ni lo pedí. Sólo cubrí la necesidad de mis nostalgias con el rocío de la mañana cuando mi cuerpo extendido en la cama fingía una muerte repentina de dolor incierto.
Yo tenía nombre y apellido, una dirección y un número telefónico, siempre se me podía encontrar en cualquier lugar hasta que desaparecí, hasta el día en el que me torné tan invisible que ni el polvo o las gotas de la lluvia pudieran definir una lastimosa silueta. Y entonces figuré entre los recuerdos del asfalto donde mis pasos leves llegaban a los sitios de la comprensión, a la sombra de los árboles que me abrazaban, a mi esquina favorita donde esperaba el autobús, a la barra de mi bar favorito.
Desaparecí con el equipaje de mis sueños y mis lamentos, también con el de mis quejas y mis sinsabores, cargaba la ropa sucia de un mal día, los zapatos de un triste andar y en las manos desaparecidas, desaparecidas también las fuerzas con que me empeñaba en alcanzar un rostro para poder tocarlo.
Sucedió tan pronto y nada me esperaba, un deseo no cumplido siempre me costó mucho trabajo perdonarlo, una fecha olvidada, una hora exacta, una carta a medio escribir, un mensaje de texto. Lo de siempre, un guión a la mitad, la crisis de mis letras que parecen lanzas acribillando lo que sea palpable... Entonces me perdí, entonces desaparecí y no hay páginas para dar vuelta, no hay canales de televisión, ni un navegador en el ordenador. Nada, sólo  el mar de la indiferencia y el cielo con sus ojos amenazantes juzgando mis pausas y mis respiros.
Probablemente me sea fácil digerir y aceptar las estaciones del año y los cambio de clima mientras experimento este abandono donde la desaparición se vuelve una bonita costumbre.
Vuelen lejos entre su bitácora de vuelo hay un mapa que tienen que seguir por orden alfabético y luego por orden numérico. Vuelen y aterricen con el menor de los escándalos para que al depositar su vida nadie se de cuenta de su muerte.
Yo no mirare hacia atrás por que nunca me ha gustado que especialmente ustedes, mis niñas aladas me vean llorar cuando sé perfectamente su final.
Yo, testigo de los terremotos emocionales, testigo del tsunami de mi melancolía, testigo del incendio de mis ansias.

sábado, 10 de marzo de 2012

301

No caben dudas en el misterio de mi noche, de esta exhaustiva noche que no sirve para dormir, pero sirve para encender cigarrillos y escuchar ruidos ajenos por la ventana, de mirar no es necesario hablar mis ojos no tienen tiempo ni momento.

lunes, 5 de marzo de 2012

Don Manuel

Hoy cumplirías 92 años

Te conocí con la cabeza llena de canas, de sueños, de gorriones. Cantabas con la voz quebrada por que casi siempre te daba por llorar.
Te conocí abrazándome y besándome la frente, caminando a medias por el patio de tu casa que construiste con cimientos de tu alma, caminando entre la higuera, los nogales, los chabacanos y las peras. Hablabas de todo, de un tango que te gustaba mucho, del cine mexicano y sus actores, de libros y textos, de como arreglar un neumático, de como reparar un coche y luego hacías un silencio mirando hacia arriba, hacia la luz que se colaba por entre la copa de los árboles y veía tus ojos inundados de lágrimas. Yo a veces lloraba contigo sin razón aparente, para luego divertirnos con inventos de como capturar nueces y peras, de como recoger la hojarasca. Siempre te vi como un artista, cortabas las manzanas con tu navaja y les hacías formas antes de comerlas, luego pelabas los limones como por arte de magia y respirábamos tu pasado, yo siempre a un lado de tus pies sentado, amándote y admirándote, viendo tus arrugas, tu cabello blanco, contando las pecas de tus manos y escuchándote cantar Volver, con la frente marchita...  o Donde estás corazón no oigo tu palpitar. 
Eras fuerte, un titan, un héroe, un encuentro con la sabiduría y de mas virtudes, con el amor mas puro y verdadero. Adorabas el destino, adorabas a Manuela, a tus hijas, a quien se cruzara en tu camino le regalabas amor por que nunca te faltaba. Y respetabas los ciclos de tu existencia haciendo caritas y pidiendo que te habláramos muy fuerte por que no escuchabas bien.
Siempre tenias una razón para llorar por que nadie tenia el corazón mas tierno del mundo, eras tu, sólo tu, y vestido de blanco fui a tu boda para verte consagrar cincuenta años de amor y cumplias sueños y planes, abrazabas con tu luz a tu familia y de la mano caminabas lento con Manuela para recordarle al universo que nadie como tu para vivir en bondad y en armonia con la vida.
Luchaste, vaya que luchaste, guerrero invencible de sales y arenas, de vientos y tempestades. 
Fui a tu pasado  y regrese, volví para estar contigo y consolarte y decirte. -Abuelito por que prendes tu troca a las cinco de la mañana? o  -Abuelito por que no te dejan comer azúcar? 
-Abuelito cántenos una canción.
-Abuelito te quiero mucho. Tu don Manuel Vela. Respeto indudable, nos acariciabas con palabras de aliento, nos impulsabas, nos protegías, nos defendías, siempre nos amabas.
Luego un día te fuiste, ya no te encontré en tu cama, ni en el pasillo caminando despacio con tu bastón para recibirnos, ni en la cocina ni en el patio. Te fuiste, y yo vi llorar a una multitud entera, vi llorar a los árboles y a tu gata Cata, vi llorar a mi niñez, vi mi futuro sin ti hasta que volviste para saludar a mi corazón y hacerme entender que aquí seguirías como hasta ahora.
Don Manuel Tu presencia en nuestra existencia nos abre los ojos para saber que por ti somos lo que tu construiste. AMOR.