Humo II

Un bolero para bailar abrazado a una mentira.

Sentir el fuego de unas letras que al ser cantadas
por alguien mas se convierten en delirio.

Humo I

No me costaría ningún trabajo morir contigo, cigarrillo de ilusiones volcán diminuto y frágil, pero no te apagues no me abandones en un incendio fugaz y arrasador.....

Eternidad

Te abrazo, no existe un abrazo mas cálido y sedoso que el tuyo, es como una caricia marcada por una cruz ardiente, y te beso para que no hiervan las aguas de mis adentro que te aclaman y celebran el rito que conjugas en mi pecho. Se abren mis manos y ya no me pierdo, me llevas contigo a ritmo de humo y licor y viento, de pronto nada lastima al vestigio oculto de mi corazón al que con tu soplo feroz de amor restauras.
Vives en mi y penetra tu aroma  de carne en mi carne, sangre tuya en mi sangre. Se desprenden todas las luces de los astros y estoy contigo sin temor ni exilio. Eres el niño dormido, la tierra húmeda  y exacta de mis pasos y mi pasado, mi futuro.

Tercer viento

Se apagaron todas las luces, una línea de luz se dibujaba de la ventana al suelo justo donde mis lágrimas hacían su cause.

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Era demasiada oscura la noche y yo sediento de un beso al menos, no conseguí si no hundirme en la negrura de unas calles desconocidas y estúpidas a las que no les pertenecía ni un trozo de mis entrañas, nada de mi, nada del mundo. Era una mentira dando pasos desconcertados intentando llegar a donde mismo, un espiral en el que me miraba sin saber que sólo era su fantasma y un pecado de él, una carcajada de sus historias, una equivocacion.
Odio caminar con las manos en los bolsillos, ese día lo hice en señal de derrota, escondiendo mis manos de una humillacion tan incongruente como que me hubiera pasado por la mente una victoria. No tenia nada de sorprendente y culpaba a mi cabello, a mi color de piel y  a mi boca tan grande. A mis palabras, a mi gusto destructivo por  Rufus Wainwright y a su piano. Era una densidad vidriosa por la cual atravesaba pero de no continuar una desintegración hubiera sido inminente.
Esa noche el sonido de mis pasos me iba dando una respuesta... Fuiste tu, únicamente tu junto con el brillo de tus ojos. Yo,  fui responsable de una emoción, de aquel frío intrigante

Segundo viento

No hay  lágrimas que perdonen ni manos que las consuelen, no hay lamento que consiga callarse cuando el dolor es huésped.
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Estaba sentado en la banca de parque aparente en una esquina, abrazándome las piernas con un brazo y con el otro mi mano abrazaba la compañía de un cigarrillo. Era de madrugada y un viento cálido me arrancaba las lágrimas al lado de una canción "Cucurrucucú paloma" la cantaba Eugenia desde mi Ipod y sentía como si estuviese frente a mi acariciándome la cara con su canto mientras yo lloraba sin prejuicios viendo la gente pasar. Lloraba por mi madre. por un abandono amoroso y por una traición lejana a ese abandono. Me sentía frágil ante las miradas de quien me veía llorar  y me sentía débil, vació intentando desatar nudos en mi cabeza que apretados solo me dejaban un dolor inmenso y absurdo. Cerraba los ojos y miraba una fotografía en forma de postal a blanco y negro con un niño jugando con la tierra. Me preguntaba si era yo ese niño y que de haberte entregado esa postal me hubieras querido

Primer Viento

No me gusta la manera en la que sopla el viento, trae consigo un frío que del frío un lamento que del lamento un mal augurio.
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No perdono ni tampoco olvido, nunca aprendí y nunca lo haré. Desde que vienen los recuerdo de mi infancia conservo rencores y odios entrañables, los guardo como si fueran secretos y hasta con un toque de placer los enumero y los voy archivando para cuando sea necesario dar ese salto al nacimiento del dolor. Un tango ''uno'', me enrojece el rostro de recuerdos, de sinsabores, de golpes y locuras... Si yo tuviera el corazón, el corazón que di si yo pudiera como ayer querer sin presentir...